Lola Lasurt

Lola Lasurt

¿Cómo acercarse al pasado y contarlo desde el presente? ¿Cómo recrear historias que ocurrieron en otra época para que cobren sentido hoy en día?

Lola Lasurt (Barcelona, 1983) vive y trabaja entre Barcelona y Bruselas y tras post-graduarse en HISK (Instituto Superior de Bellas Artes de Gante) en 2014, no ha dejado de moverse entre ambas ciudades.

Hasta el 31 de enero de 2016, presenta su último trabajo en 105 Besme, un espacio puesto en marcha por la comisaria independiente Tania Nasielski, que convierte con frecuencia su piso en espacio expositivo. Los artistas son invitados a trabajar en un proyecto específico adaptándose a este lugar. Lola Lasurt propone “Promenade”, una nueva serie de pinturas acompañadas de una película analógica, publicación y performance que nacen a partir de la publicación de Léon Meganck en 1978 sobre la vegetación del parque de Forest. Es así como el último proyecto de Lasurt nos invita a recorrer y descubrir los caminos de este parque, situado justo enfrente y visible desde el espacio donde se expone, un lugar idóneo para conversar con la artista sobre su trabajo y recorrido caminado en Bélgica hasta la fecha.

Anteriormente, Lola Lasurt ha sido residente en La Ene, Buenos Aires (2014), Kunsthuis, Friesland, Holanda (2013), Greatmore Art Studios, Ciudad del Cabo, Sudáfrica (2012) o Hangar, Barcelona (2008). Su obra ha sido objeto de exposiciones monográficas presentadas en espacios como la galería Joan Prats, Barcelona 2015; Fundación Miró, Barcelona 2014; y Espai Dos - Arts Visuals, Terrassa 2012. El pasado mes junio fue nominada al ‘Young Belgian Art Prize 2015’ y seleccionada para participar la exposición colectiva en BOZAR en Bruselas.

¿Cómo surgió la idea de venir a trabajar en Bélgica?

Tras dos años como artista residente en Hangar (Barcelona), empecé a exponer por allí cuando me concedieron una residencia en Greatmore Art Studios en Sudáfrica. Me encantó la experiencia de conocer un contexto tan diferente al nuestro y esta oportunidad me animó a pedir desde allí la residencia de dos años en Hisk (Gante). Puedo decir que vine a Bélgica para estar en Hisk, pero me presenté porque me atraía mucho este país y desde hacía mucho tiempo lo tenía en la cabeza. Me interesaba su historia y su relación con la nuestra, su cultura popular… También la tradición pictórica de este país, muy importante y que a la vez ha sabido renovar su lenguaje, siempre pensé que podía aprender mucho aquí. Desde siempre tuve como referentes a artistas belgas, o a artistas españoles que en un momento dado habían sido más reconocidos aquí que en España.

¿Podrías darnos algún ejemplo?

La renovación en el lenguaje de la pintura siempre me ha interesado mucho, y en Bélgica, con el auge del arte conceptual en los años 60 y 70, había pintores al mismo nivel que los artistas conceptuales, que supieron introducir el arte conceptual en la práctica pictórica.

También Helios Gómez, que fue un artista de Sevilla, gitano y surrealista sobre el que investigué mucho, revolucionario y exiliado en los años 30 a Bruselas, donde residió y trabajó llegando a ser muy reconocido, tanto que tuvo la oportunidad de editar varias publicaciones aquí. También sabía que a nivel de publicaciones y de libros de artista, Bélgica ha sido siempre muy puntera y por tanto un referente, todo eso me llamaba mucho la atención.

Otro referente importante para mí es la corriente pictórica de la España Negra en el s. XIX, los llamados ‘fans de las pinturas negras de Goya’, que tenían una visión de España muy distinta a la que mostraban los artistas más reconocidos en aquella época, y que iba más a las tradiciones en los pueblos, su folclore, sus rituales… Este grupo de pintores tenían un vínculo muy especial con otros artistas belgas de aquella época, hacían viajes y se inspiraban mutuamente de sus respectivas tradiciones, normalmente de origen católico y por ello muy similares.

Tu trabajo se concreta a través de instalaciones pictóricas puestas en relación con procesos colaborativos y con frecuencia performativos, ¿cuál es el acercamiento que buscas entre ambos?

En mi trabajo tiene mucha importancia el estudio de todo tipo de iniciativas populares y tradiciones, por eso creo que me siento más cómoda con la pintura y las diferentes posibilidades de presentarla. Pinto a partir de documentos con frecuencia pertenecientes a otro momento histórico, intento que retomen su actualidad recreándolas en el presente, haciendo partícipes en el proceso a sus protagonistas y renovando así estos hechos pasados. Lo que me interesa de ello es que estas tradiciones puedan tener sentido hoy en día, que las transformemos sin tener miedo a dotarlas de otro distinto. Ser partícipe y hacer participar del pasado.

¿De dónde viene este interés por lo anterior?

Empecé a fijarme en los años de nuestra transición, sobre todo al principio, empecé a pintar a partir mi álbum familiar, por un tema de identidad y de una muy forma natural. También el medio analógico me llama desde siempre mucho la atención, es un formato que ya no usamos y en ese momento funcionaba como un cuento para mí, contándome cómo era la vida esos años, mis padres jóvenes… También porque soy un poco escapista, en el sentido de irme a otro tiempo y desde ahí analizar el nuestro. Intento analizar cuáles eran las expectativas entonces y hasta dónde hemos llegado, hasta dónde no hemos llegado, qué se ha cumplido, qué no…

Crees que hay una relación entre ese momento histórico y el que estamos viviendo ahora?

Sí, creo que hay una relación muy fuerte entre lo que pasó en esos años de transición, de cambio, y nuestra época actual. Además, creo que es interesante retomar iniciativas que surgieron en ese momento y no se han llevado a cabo nunca. También supongo que por una intrusión del sistema económico, muchas de esas expectativas se vieron quebradas o transformadas.

Estamos hablando del contexto español, que te es más cercano y conoces más, aunque en los últimos años has trabajado sobre todo en el extranjero. ¿Cómo consigues trasladar estas historias, a priori de carácter y local y específico, a otros lugares?

Me interesa ponerlas en relación con la actualidad, recuperar tradiciones y trabajar con personas que fueron (o son todavía) partícipe de éstas y que en principio no tienen nada que ver con el sector del arte en el que trabajo. Me resulta muy gratificante conectar mi trabajo con el suyo y esta colaboración funciona de la misma forma en todas partes. Puede que esto sea lo que permite que mi trabajo se entienda independientemente del contexto más cercano donde se presente.

Por ejemplo, con “El Partido” (2014), uno de los proyectos que he presentado en Bruselas y en Barcelona, y que ahora tengo la oportunidad de llevar y organizar en Berlín, me interesa trabajar sobre esa época de cambio que fue la transición a través de la la figura de Manuel Ramírez, un exiliado político que fue barman del Club Federico García Lorca de Bruselas y por ello, muy conocido por la comunidad española en Bruselas de aquel entonces. El hecho de repetir en la actualidad el mismo partido de fútbol en el que jugaron en 1976 mujeres casadas contra mujeres solteras, por iniciativa de Manuel Ramírez en la fiesta anual del Partido Comunista español en Bruselas, pone de relieve su personalidad hoy a la vez que repasamos nuestra historia reciente. Llamando a la participación de mujeres emigradas ahora en Bélgica, ’El Partido’ de 1976 deviene ‘otro’ punto de encuentro en el presente desde el que repensar la historia tanto colectiva como personal, más vinculada a cuestiones de género. El próximo verano lo volveremos a jugar en Berlín con mujeres emigradas allí. ¡Lástima que en este caso yo no podré jugar al no vivir en la capital alemana!

Vives entre Barcelona y Bruselas ¿qué diferencias encuentras entre ambas a la hora de trabajar?

En Barcelona, los comisarios más activos en la actualidad no trabajan tanto con la práctica de la pintura sino con otras disciplinas y tendencias más neoconceptuales, con las que me siento menos identificada. Además, la forma de trabajar en general en España está más institucionalizada y se hace con frecuencia necesario justificar tu trabajo constantemente por medio de dossiers que explican literalmente toda tu practica artística cada vez que quieres presentarlo. En Bélgica encuentro menos convocatorias públicas pero pueden llegar a surgir proyectos de una forma mas espontánea en el sentido que hay gente que se aproximan a ti, son sistemas distintos. Además de que como decía antes, existe una tradición pictórica que ha sabido renovarse y que me inspira enormemente, y por supuesto también, un mercado del arte que cuesta encontrar en España.

Y para terminar esta conversación, ¿con qué te quedarías de este intercambio constante?

Tras mi paso por Hisk, he tenido la oportunidad de llevar a cabo distintos proyectos en Bélgica que me han permitido desarrollar un contacto más cercano y duradero con este país. Vine aquí porque el lugar me interesaba culturalmente, por su forma de dar continuidad a las tradiciones, lo local y también por su historia compartida y su complejidad social, con comunidades muy diferentes conviviendo aquí desde hace mucho tiempo, esto es algo que me sigue interesando mucho.

Barcelona es el lugar que conozco más, y su contexto es muy diferente al belga, por eso, por el momento me interesa trabajar en ambos lugares, pienso que mi práctica resulta más interesante bebiendo y aprendiendo de la forma de trabajar en los dos sitios por igual.

– Entrevista realizada por Lara Molina

  • Artes visuales
  • Barcelona y Bruselas
  • Publicado el 18 de enero 2016

Origen

Barcelona

Más información

Muestra de su trabajo

"Flag Dancing Moves" © Michel Reuss for [or nothing] (2015)

"Flag Dancing Moves" © Michel Reuss for [or nothing] (2015)

"El Partido" (2014)