Marta Coronado

Marta Coronado

Hablamos con la bailarina y coreógrafa navarra sobre su carrera en Bruselas, uno de los centros de danza contemporánea más importantes de Europa.

Nos reunimos con Marta Coronado en P.A.R.T.S. (Performing Arts Research and Training Studios), la prestigiosa escuela de danza contemporánea donde imparte clases hoy en día. Nos guió por sus pasillos, mostrándonos las aulas de estudio, salas de ensayo, terminando en la cantina, donde pudimos conversar sobre su impresionante carrera. La bailarina y coreógrafa navarra se conoce este entorno como la palma de su mano. Y es que desde que superara la audición en 1996 para tomar clases en la misma escuela donde hoy es profesora, Marta Coronado no ha dejado de aprender y evolucionar. Puede presumir de haber sido la primera mujer española en integrar la compañía Rosas, a cargo de la coreógrafa flamenca Anne Teresa De Keersmaeker, solamente dos años después de que entrara en P.A.R.T.S. y cumpliendo el sueño de todo bailarín de la escuela.

Premiada con el Bessie Award de Nueva York en 2002 como mejor bailarina, Marta Coronado es con frecuencia profesora invitada en instituciones como la Ópera de Paris o la Theaterschool de Amsterdam, enseñando lo aprendido en Rosas a los mejores bailarines del mundo. Actualmente, desarrolla su propio colectivo House of Bertha. Su primera pieza, "White Noise", fue estrenada en el MDT de Estocolmo.

Creciste en Pamplona, ¿qué o quién te hizo acercarte allí a la danza?

Cuando entré con 8 años en el Conservatorio, la manera de dar clases allí cambió mucho gracias a dos profesores geniales. Hoy en día son considerados como una institución en la danza del País Vasco y Navarra, José y Concha Lainez, que vinieron a Pamplona en esos años y revolucionaron la manera de trabajar allí. Yo tuve la gran suerte de entrar en el Conservatorio justo cuando llegaron, en los años 80, gracias a ellos fuimos una generación muy fuerte que salió del Conservatorio de Pamplona.

¿Por qué Bruselas?

Una profesora de contemporáneo allí fue la que me habló de Rosas y de su escuela en Bruselas, que en aquel momento empezaba a ser conocida. Me mostró unos vídeos y la verdad que no me pensé dos veces intentar entrar. Audicioné en 1996, me cogieron y me vine directamente a estudiar a Bruselas. Una vez aquí, fui muy afortunada de que Anne Teresa De Keersmaeker se fijara en mí desde el principio. Ella quería que desde la escuela formara parte de la compañía, y fue así como di el salto a la danza profesional casi sin darme cuenta. Hoy me doy cuenta de la suerte que tuve.

Has tenido la oportunidad de desarrollar tu trabajo en una de las compañías referentes de danza contemporánea, ¿cómo has evolucionado desde que empezaste en Rosas?

El plano en el que más he evolucionado es a nivel de disciplina, porque cuando entras en una compañía trabajas todos los días siguiendo la misma rutina, tomas tu clase de técnica por las mañanas y luego el ensayo por las tardes. Eso me ha enseñado mucho para llevar a cabo mi trabajo, transportando esta misma disciplina a grupos más pequeños, necesitas hacerlo de esta forma, porque sino no te sientes creativo ni que avanzas con tu idea.

Luego a nivel artístico lo que más valoro de estar aquí es la renovación continua de las creaciones de Anne Teresa. Su obra cuenta con distintos ciclos y yo he sido partícipe de varios de ellos. Esto me ha dado una buena base de ideas para estructurar una pieza.

¿Con qué te quedas de haber trabajado junto a Anne Teresa De Keersmaeker durante tantos años?

Me ha abierto muchas puertas y reconocimiento, en Francia, Alemania, Holanda… Y sobre todo que sigo aprendiendo de ella hoy en día y evolucionando. Los años me han dado seguridad, en saber que estoy entendiendo lo que el coreógrafo me pide. Ahora ella confía mucho más en mí, sigo bailando con ella y veo que hay seguridad por los dos lados, pero también investigación y cosas que descubrir.

Y esto mismo lo intento trasladar a mis clases, porque veo que puedo seguir descubriendo cosas nuevas gracias a mis alumnos, que puedo seguir ayudándoles. Anne Teresa es muy abierta en ese sentido, en su proceso de investigación te hace descubrir algo a ti también. Esta forma de trabajar la terminas sin querer transportando a tu línea de creación, a tus clases, etc.

Con House of Bertha, has podido desarrollar tu proyecto artístico propio, ¿cómo ha sido el proceso?

Cuando comencé a trabajar con mi propio colectivo, lo primero que nos preguntamos fue ¿seguimos con el tipo de forma de Rosas, o rompemos totalmente y empezamos algo nuevo? Al principio decidimos seguir la fórmula, porque era lo que mejor conocíamos, estructurábamos la coreografía como Anne Teresa lo hacía. Nos dimos cuenta que caíamos siempre en lo mismo, nos sentíamos algo enclaustrados, es muy difícil a veces salir de una compañía y hacer algo nuevo. Lo que más nos costó fue salir del estilo de movimiento, Rosas tiene un estilo muy específico, muy geométrico, muy abstracto, donde si se encuentran ciertos flashes de pasión es porque el bailarín lo trae gracias a la dirección de Anne Teresa.

Con nuestra pieza lo que intentamos crear, gracias a la improvisación, es una uniformización del movimiento. Bailábamos todos a la vez y nos seguíamos, al contrario de lo que ocurría en Rosas, teniendo que ser el propio bailarín el que aporta su historia. Estoy muy contenta con el resultado, vamos a retomarlo pronto y volver a bailarla.

En qué momento decidiste dedicarte a la pedagogía dentro de la compañía, enseñar lo aprendido en Rosas para que otros sigan aprendiéndolo?

Es muy importante saber transmitir lo aprendido, como cuando yo llegué aquí y me lo transmitieron a mí. En realidad siempre me ha gustado enseñar, en Pamplona ya daba clases. Cuando me diplomé en la escuela de danza allí empecé a dar clases a niños en una academia. Una vez aquí he seguido enseñando porque dentro de la compañía también impartía Master Classes en las giras. Lo hacía porque me gustaba, y porque mi técnica de danza encajaba con la que la coreógrafa necesitaba para transmitir el material de Rosas a nuevos bailarines.

Hoy en día, elijo enseñar porque aprendo todavía, aprendo de lo que enseño. Me pregunto cómo será enseñar cuando deje de bailar, cómo me alimentaré todavía… Supongo que será otra etapa. Pienso que ese intercambio es necesario y por eso me planteo las clases de forma que cada día pueda aprender algo de mis alumnos, sino se me haría muy aburrido.

¿Qué se ha cumplido de lo que esperabas cuando llegaste y qué no?

Mi sueño era entrar en esta compañía y lo cumplí, hoy en día sigo creciendo y nutriéndome de su creatividad. También me considero muy afortunada por haber conseguido formar mi familia aquí, esto es algo que me ha ayudado mucho y me sigue ayudando cada día. La profesión de bailarina lo hace a veces muy difícil, cuando estas de gira continuamente no te lo puedes ni plantear. Yo tengo la suerte de tener el apoyo de mi familia aquí y eso es algo que valoro enormemente.

¿Qué relación mantienes con España hoy?

La verdad es que me gustaría tener más, de hecho en algún momento me gustaría volver para quedarme. He estado muchos años lejos de mis padres y me gustaría acercarme en un futuro no muy lejano. Llevo 20 años viviendo aquí y echo de menos muchos aspectos de la vida en España que me cuestan encontrar aquí. Me gustaría trasladar lo que he aprendido aquí a España, a nivel artístico y profesional.

Para terminar esta conversación, tu consejo para otros españoles pensando venir a Bruselas para abrirse camino en el mundo de la danza.

Sobre todo interesarse por la oferta cultural de esta ciudad, no cerrarse, salir a la calle, hablar con la gente… Bruselas tiene mucho que ofrecer en este sentido y es muy importante saber aprovecharlo para seguir creciendo.

– Entrevista realizada por Lara Molina

  • Artes escénicas
  • Bruselas
  • Publicado el 04 de febrero 2016

Origen

Pamplona

Muestra de su trabajo

Vídeo